Porque una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de si misma
Esto es una carta de amor.
No puedo creer que ya pasamos los 200 suscriptores de Sublime Obsesión y vengo a proponer que lo celebremos con una que sepamos todos: vida y milagro de Pedro Almodóvar.
Antes que nada quiero aclarar que no voy a hablar tanto de las películas en sí mismas, ni recomendarles tal o cual -porque tienen que ver todas- ni detenerme en cuál es mi favorita -Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), una película perfecta- sino que hoy vamos a pasar a Pedro por el lente de Sublime Obsesión, es decir, cómo la obra de Almodóvar se relaciona a los temas que discutimos acá -un poco de cine, un poco de música, un poco de diseño, un poco de arte- y a partir de ahí qué conclusiones podemos sacar sobre su trabajo y nuestras vidas. Sin más preámbulos, arranquemos.
Pedro y el cine
Empecemos por el principio. A Pedro Almodóvar le gustan las películas y ama las películas que le gustan. Y le gusta referenciar las películas que ama. No le encuentro mucha explicación a la debilidad que tenemos los gays por las referencias. Es algo muy de la cultura pop. Mi teoría falopa es que amamos con intensidad las cosas que nos gustan y es por eso que también amamos verlas reflejadas en otros productos, por ejemplo Marlene Dietrich referenciada por Madonna, cosas así. A mi particularmente es algo que me fascina y siempre estoy buscando relaciones entre las cosas, ubicar la inspiración de una canción o reconocer una paleta de colores en una película. Y si no hay una referencia amo inventar una relación. Ya saben, lo repito hasta el hartazgo, que soy fervoroso creyente de que todo tiene que ver con todo. El lema de Sublime Obsesión.
Lo que hace Pedro con las referencias es crear un universo que le es propio. Claro, sus películas se entienden por sí mismas, las historias son claras. Esa sería la primera capa de entendimiento. La segunda capa de entendimiento es la más deliciosa porque abre las redes de conexiones entre la película que estás viendo y otras películas, sobre todo clásicas, obras de teatro, músicas, etc. Esta segunda capa permite relaciones profundas de la historia y expandir las formas en las que la entendemos. En Todo Sobre Mi Madre (1999) están los ejemplos más explícitos de cómo funciona esto. Empezando por el título y la clara referencia a All About Eve (1950). Obviamente la película de Bette Davis está presente a lo largo de toda la historia, en la forma en la que Manuela (Cecilia Roth) se vuelve la asistente de Huma (Marisa Paredes) y como reemplaza a Nina en la obra de teatro cuando ella está muy drogada para actuar. Y esa obra de teatro no por casualidad es Un Tranvía Llamado Deseo (1951) que de cierta forma también cuenta la historia de Manuela, que escapó con Esteban de las garras de una relación violenta. (Hablo de la película porque tiene un final diferente al de la obra)
En Mujeres al borde…, la película que Pepa está doblando cuando se desmaya -”¿A cuántos hombres has tenido que olvidar? A tantos como mujeres recuerdas tu”- es Johnny Guitar (1954), protagonizada por Joan Crawford, una historia sobre una mujer que es atormentada por un amante del pasado y también por una mujer que quiere destruirla (Mercedes McCambridge en un personaje hiperlésbico pero bueno, eso es para otro día) y que también resultó ser la ex amante del hombre por el que sufre Joan Crawford.
En La Mala Educación (2004) el niño Ignacio canta Moon River, la canción emblemática de Breakfast at Tiffany’s (1961), la historia de una mujer que se escapa de su pueblo para reinventarse una vida nueva, un poco como lo hace Zahara (Gael García Bernal) en la película. Hablando de Zahara, ella interpreta una versión de una canción de Sara Montiel, a quien luego vemos en la pantalla grande dentro de la película, justamente en Esa Mujer (1969) en la que Sara hace de una ex monja que luego, golpeada por la vida, intenta regresar al convento de donde renunció a los votos. Las redes de Pedro.
Lo interesante, más allá de las referencias que nosotros, los alma de viejos trolos, amamos, es la forma en la que Almodóvar no toma simplemente un giro argumental de otra película sino que lo tuerce para hacerlo suyo y con esto me refería a la creación de un universo propio. All About Eve es una película sobre las estratagemas de una mujer que busca hacerse famosa a como dé lugar mientras que en Todo Sobre Mi Madre esta historia se convierte en una sobre la amistad femenina. En Tacones Lejanos (1961), Rebeca explota, en una escena formidable, y compara la vida de ella y su madre con la de Sonata de Otoño (1978) de Bergman y sin embargo, en la visión de Pedro -spoiler- Marisa Paredes termina aprovechando su muerte para lavar las culpas de Victoria Abril.
El tema de torcer y adaptar no solamente involucra a las referencias sino que en un sentido todavía más amplio se puede analizar también desde los géneros que involucran las películas de Pedro. Se podría decir que la base de la gran mayoría de su filmografía es el tan querido melodrama. Y sin embargo el melodrama como nosotros lo definimos allá hace ya tiempo en “Si querés llorar, llorá: el melodrama” se encuentra cruzado por otros géneros, doblado y adaptado. Estoy hablando, sobre todo, de la comedia y el thriller. No creo que haya una película de Almodóvar que sea solamente un género puro sino que es un juego constante que tira entre diferentes nociones de géneros. Volver (2004) tiene los tres, melodrama en la historia de Penélope Cruz y Carmen Maura, comedia con Lola Dueñas, thriller con la muerte del marido. Kika (1993) es una comedia pero está plagada de crimen y muerte. Lo mismo con Entre Tinieblas (1983) y la duplicidad de la comedia del convento y la sordidez de la historia de afuera. Todo Sobre Mi Madre sería un melodrama casi puro si no fuese por la maravillosa Agrado, que equilibra la historia con un poco de comedia. Y creo que esa es la clave: el equilibrio. Si Todo Sobre Mi Madre no tuviese a la Agrado, por ejemplo, sería terriblemente densa. Al momento de hablar sobre géneros y las películas de Almodóvar, lo más importante siempre es notar la forma en la que todo se balancea. Si, puede ser que algunas sean más exitosas que otras para hacerlo pero es el fino balance lo que las mantiene tan frescas después de todos estos años.
Pedro y la música
Cuándo uno piensa en Almodóvar y su uso de la música, creo que lo primero que a todos se nos viene a la cabeza son los boleros. El bolero es un género musical que se caracteriza principalmente por los sentimientos a flor de fiel, canciones de amor o desamor en las que el cantante, acompañado usualmente por una guitarra, un piano o una arreglo de cuerdas, habla sobre sus emociones de manera exagerídisima, con metáforas enormes como la muerte sin el amor correspondido, el éxtasis de un beso o una caricia. Se podría decir que el bolero es el género melodramático por excelencia. Y es que, como dijimos más arriba, Almodóvar y el melodrama están completamente entrelazados.
Pedro utiliza el bolero no solamente para acentuar el carácter melodramático de una película sino que también lo usa como una forma de guiar su sentido, de dar información sobre el estado de un personaje o el punto donde nos encontramos en una historia. Un ejemplo claro es la colocación de "Soy Infeliz" en versión de Lola Beltrán durante los créditos iniciales de Mujeres al borde…, no sólo nos está hablando del estado mental de Pepa (Carmen Maura) sino que también desde el comienzo de la película nos habla de la relación entre Pepa y Ivan (“Pepa, no quiero nunca oirte decir ‘Soy infeliz’ - Tu Iván). En Tacones Lejanos, Becky del Páramo (Marias Paredes) canta, en la voz de Luz Casal, una versión de “Piensa en Mi” el bolerazo de Agustín Lara. A esta altura de la historia ya conocemos la relación distante-tirante entre Becky y su hija Rebeca (Victoria Abril) y la dualidad entre Becky del Páramo, la diva, y la Becky, madre. ¿Está cantando de verdad para Rebeca o es parte del show?
Hablando de boleros, me gustaría resaltar algo que involucra a Pedro y que también tiene que ver con algo que una vez leí en un libro de Will Fellows “A Passion to Preserve: Gay Men as Keepers of Culture”: Los gays somos guardianes de la cultura. Una especie de trabajo hormiga. Somos restauradores, coleccionistas, historiadores sobre todo de la cultura pop. Somos los que los que guardamos los boleros, las canciones de Liza Minelli, los que conservamos Mommie Dearest, los que no dejamos morir Showgirls. Y este es el caso de Pedro con La Lupe. Al final de Mujeres al borde… suena “Puro Teatro” de La Lupe y a esto se le acredita una resurgencia del recuerdo de La Lupe y un reconocimiento póstumo con un aumento en las ventas de sus discos. Mucha gente erróneamente incluso le acredita haberla “descubierto”. Si bien esto no es cierto si es verdad que la trajo del olvido y creo que eso es igual de importante.
Más allá del bolero hay otro tipo de música que también es bastante almodovoriana aunque tal vez no está tan presente en el inconsciente. Estoy hablando de la música orquestal, específicamente la música orquestal que evoca suspenso. Hablamos ya un montón de las referencias en el cine de Pedro y creo que a nivel musical una de las influencias más fuertes es Hitchcock, especialmente con el uso de la música. Es que si se ponen a pensarlo, la mayoría de las películas de Almodóvar, incluso algunas comedias como Mujeres al borde… o Kika, son o tienen una veta muy fuerte de thriller/film noir. Y un componente marcado de una película de suspenso es su música y nombro a Hitchcock porque él era el claro maestro de esto -La Ventana Indiscreta (1954), Vertigo (1958), Psicosis (1960), etc.- donde la música acompaña la situación para elevarla y transformarla en una experiencia completa. En las primeras películas tomaba piezas de música clásica, en Kika literalmente tomó parte de la música de Psicosis. También para esta época había comenzado la colaboración con diferentes compositores que produjeron bandas sonoras especialmente para sus películas. Un caso emblemático es la de Ryuichi Sakamoto componiendo la banda sonora de Tacones Lejanos. Pero un poco después, en 1995, a partir de La Flor de mi Secreto comenzó otra colaboración de Pedro que hoy es absolutamente icónica: llega el compositor Alberto Iglesias y a partir de ese momento es el que compuso la música de todas las películas que siguieron y es el que logra capturar este mundo tan complejo, entiende este equilibrio entre melodrama y thriller
Y hay otros momentos musicales que no son boleros ni suspenso pero que quedaron marcados para siempre por lo menos en mi inconsciente: “Ne Me Quitte Pas” en La Ley del Deseo (1987), Caetano Veloso cantando “Cucurrucucú Paloma” -lloro, lloro- en Hable Con Ella (2002). Cuando cantan “Volver” en Volver (mención especial también en Volver pasan “A Good Thing” de Saint Etienne, banda que amo). El final de Átame con los tres en el auto cantando “Resistiré” del Duo Dinámico. Una película es una construcción muy compleja que se ayuda de un montón de partes móviles que hacen un todo.
Pedro, el arte y el diseño
Así como en el pasado hablamos de colaboraciones legendarias como la de Mina y Mauro Balletti en “Italians Do It Better: Italia” no podemos hablar de Almodóvar sin hablar de una colaboración tan icónica en la historia del cine, volviendo un poco a Hitchcock, casi tan icónica como la de Alfredo y Saul Bass. Estoy hablando de Pedro Almodóvar y Juan Gatti. Gatti es un artista y diseñador argentino radicado hace ya varias décadas en España (es un exiliado de la última dictadura) que entre otras cosas es el diseñador de todo lo que es Mecano, Alaska y Fangoria y también fue el que diseñó la mítica e irregular tapa de Artaud para Pescado Rabioso.
Pero los que nos compete a nosotros hoy es el trabajo que Gatti hizo para las películas de Pedro. Estoy hablando de trabajos bastante icónicos que involucraron tanto pósters como créditos iniciales, ambos elementos importantísimos para establecer el tono de una película. Algunos de los trabajos realmente icónicos de Gatti: los collages superpop de los créditos iniciales de Mujeres al borde… y los oscuros de La Mala Educación, los animados de Dolor y Gloria (2019). Los posters de Tacones Lejanos, La Flor de mi Secreto, la composición bicolor de Hable con Ella. El poder de condensación de Madres Paralelas, la tipografía de La Voz Humana (2020). Es tanto el caudal de trabajo que hay entre ambos a lo largo de los años que quedaron hermanados para siempre en el mundo del cine y del diseño.
Otro aspecto muy importante de los campos del arte y el diseño en las películas de Almodóvar está en un tema que en Sublime Obsesión nos encanta: los interiores. Es que el diseño de producción (es decir la puesta en escena, los escenarios y las locaciones) de una película de Almodóvar forman una de sus características distintivas frente a cualquier otra filmografía. Juguemos a algo. Si yo les pidiera que describan visualmente una película de Pedro, no una específica, sino cualquiera, ¿qué dirían? Probablemente “rojo, amarillo, lunares, estampas de los 70s, naranjas, azul eléctrico”. Ya saben más o menos a lo que me refiero.
Pero seguramente primero pensaron en el rojo. El rojo almodovariano. Ese rojo intenso de la sangre artificial, de la capa de un torero, del deseo que nubla la vista. El rojo de una rosa, de los labios preparados para matar. De un trajecito de Chanel (un original o una imitación). Rojo pasión, rojo locura, rojo muerte. Rojo, rojo, rojo.
No cualquiera se puede apropiar de un color y de una paleta. Ya habíamos hablado de algunos casos en otras entregas: Powell y Pressburger en “Más es más: el maximalismo” o de un favorito de Sublime Obsesión y que aparece en casi todos, perdón, es que lo amo, Douglas Sirk en “Si querés llorar, llorá: el melodrama”. Es importante mencionar a Sirk porque es una influencia directa de Almodóvar y creo que ambos recibieron (reciben) la mismas críticas: hay una artificialidad a nivel visual que para muchos juega en contra de las películas. Yo creo que estos críticos están equivocados por varios motivos: primero, la crítica a esta artificialidad muchas veces es una crítica velada al melodrama en si. Y segundo, y esta es mi bandera, ¿por qué nos cuesta a veces aceptar que un mundo de ficción es eso, ficción? Cuando ponemos una película de ciencia ficción no le pedimos que todo lo que vemos sea plausible, simplemente aceptamos que ese monstruo que a la tierra en un meteorito existe y ya. ¿Por qué no podemos hacer lo mismo con un mundo visual tan estilizado? A veces hay que entrenarse en aceptar el mundo que se nos está presentando y ya.
Si acá me está leyendo un millonario y quiere lograr el look Almodóvar para su casa, lo que le recomiendo es que acuda a los mismos lugares en los que adquieren sus objetos los directores de arte de sus películas. Pueden pasar por Cassina, por Capellini o Sancal. Ahí van a poder adquirir las lámparas de Gae Aulenti, los electrodomésticos de Smeg, las sillas de Pierre Jeanneret o las de Verner Pantom. Si lo que quieren es adquirir las obras de arte que aparecen en el piso de Salvador (Antonio Banderas) en Dolor y Gloria ahí ya están de mala suerte: es la colección personal de Pedro -probablemente para acentuar el carácter autobiográfico de la película-.
Hablando de mundos y colores, es interesante observar la forma en la que estas realidades se construyen a través de espacios, de objetos, de arte. Si bien, como decía más arriba, estas realidades pueden ser un poco artificiales también se corresponden a los personajes que están representando. Si nos ponemos a pensar y hacer el recuento, la mayoría de las protagonistas de las películas de Almodóvar son directores de cine, fotógrafos, actrices, músicos, artistas, drag queens entonces es entendible que los interiores en los que habitan estos personajes sean un reflejo de estas profesiones.
Y no solamente es el diseño de producción, los interiores, los que hablan de los personajes sino que también tenemos que mencionar el vestuario porque es una herramienta de comunicación tan importante como un diálogo. Como había dicho antes, probablemente estén pensado en el rojo o los estampados pero en muchos casos las prendas que se utilizan no son alguna cualquiera encontrada en algún almacén de un estudio.
En varias películas Pedro trabajó en colaboración con diseñadores de renombre para que crearan piezas especiales o entregaran piezas de archivo que son vitales para el desarrollo de una historia. Uno de los casos más emblemáticos son de Kika. Es bastante conocido que Jean Paul Gaultier diseñó los trajes que usa la inescrupulosa Andrea Caracortada, la salvaje conductora de tv ultra violenta. Sin embargo Kika misma tuvo un vestuario especialmente diseñado. Es que en palabras de Pedro “Creo que una chica optimista debería estar dotada de unas buenas tetas y de un buen culo y no tener miedo de enseñarlos, la ropa de Versace era perfecta en ese sentido” y es que Gianni definió la sensualidad y sexualidad de finales de los 80s y 90s con sus faldas cortas y escotes bajos. Otro caso emblemático, dos en realidad, tienen que ver con un trajecito Chanel y lo que representa. En Tacones Lejanos, Rebeca adulta viste casi exclusivamente trajecitos de Chanel, incluído el rosa inmortalizado en Los Simpson, porque representa a una mujer seria, periodista, conductora de un noticiero y en cierta forma la contrapone a su madre, una actriz y cantante. Otro trajecito Chanel emblemático es el de la Agrado en Todo Sobre Mi Madre. Aunque bueno, se supone que el ella no es un original porque “¿cómo voy a gastarme medio millón en un Chanel auténtico, con la de hambre que hay en el mundo?”. En Los Abrazos Rotos (2009) Penélope Cruz viste ese Chanel de archivo con cadenas doradas, un clásico de la casa, y que coincide con la exuberancia de la relación que tiene. En Madres Paralelas (2021), Milena Smit usa una camperita de Miu Miu que nos habla un poco del personaje, esta chica diferente pero moderna. Como verán, cada milímetro del universo almodovariano está pensado para comunicar.
Pedro y yo
Dejé para lo último mi relación personal con Pedro. Esto es, después de todo, una carta de amor y no hay cartas de amor sin sentimientos. Almodóvar fue una de las personas que me moldearon a lo que soy hoy: un trolo insufrible. No, mentira. Todavía recuerdo mi primera película de Pedro. Fue Mujeres al borde… en el microcine del colegio. Yo debía tener 15 o 16 años y era la primera vez que veía algo así. Una película totalmente estilizada, llena de colores brillantes y escenarios hermosos, graciosa, protagonizada por mujeres y super exagerada. No tenía nada que ver con las comedias de enredos que había visto hasta ese momento y al mismo tiempo entendía que tenía todo que ver. Después fui descubriendo más películas de él, caí por el agujero de conejo. En ese viaje encontré a una persona que sentía que me hablaba directamente a mi y que, por primera vez, veía reflejada a la comunidad a la que pertenecía. Después de todo la gran, gran mayoría de las películas de Pedro están protagonizadas por mujeres, mujeres trans o putos. Mi gente.
“Siento que todas las películas hablan de nosotros” le dice Lluís Homar a Gael García Bernal en La Mala Educación y en parte creo que es lo siento con las películas de Almodóvar. No es solamente algo visual, ni en la representación, ni los personajes. Es el universo entero. Es mi lugar de pertenencia. Es un lugar que reconozco como mío y por eso le tengo que agradecer siempre a Pedro, porque inauguró un mundo donde habitamos los que estamos en los márgenes, los putos, las lesbianas, las mujeres trans, las mujeres. Donde somos mayoría, donde hacemos las reglas, donde somos complejos y multidimensionales, donde tal vez nos enamoramos y tal vez somos criminales pero nunca somos un cliché. Y por eso voy a estar siempre agradecido con Pedro.
Esta fue apenas la punta del iceberg, los niveles de análisis de la obra de Almodóvar son bastantes son profundos y me encantaría que charlemos teorías falopas y también me encantaría que todo esto les inspire mirar sus películas de otra manera. Siempre es un buen momento para volver a repasar su filmografía.
Si llegaron hasta acá entonces calculo que les gustó así que dejo mi cafecito para una propina y también les cuento que cambié mi alias de mercadopago a sublime.obsesion -guiño, guiño-
Bueno, ahora si. Chau.
Almodovarianamente suyo
Joel 💋
Editor en jefe de Sublime Obsesión