Si querés llorar, llorá: el melodrama
La importancia del melodrama en el cine, en el arte y en la vida
La imagen que uso de avatar en este momento es un fotograma de Imitación de Vida (1959) y para poder capturarlo tuve que volver a ver los últimos cinco minutos de la película. Nada más que esos pocos minutos bastaron para que yo terminara llorando (otra vez). Buen día, hoy vamos a hablar de melodrama.
Antes de que este newsletter fuese concebido como Sublime Obsesión, iba a ser más orientado al diseño y una de las cosas que más me rompía la cabeza es cómo podía hacer para hablar de Douglas Sirk mezclado con diseño porque de verdad me gusta hablar de Douglas Sirk y Sirk está íntimamente ligado con el melodrama, otro de los temas que me obsesionan. Pero ojo, si vinieron hasta acá buscando diseño y cosas lindas, no se preocupen que hay contenido para todos los gustos porque como les dije todo tiene que ver con todo.
Douglas Sirk fue un director alemán que escapó del nazismo y emigró a Estados Unidos. En Hollywood siguió dirigiendo, desarrollando durante los años 40s un estilo personal que culminó en una serie de películas para Universal entre los años 1953 y 1959 que hoy no son solamente clásicos sino que varias están entre mis películas favoritas, lo cual considero todavía más importante. Estas películas son fantasías suculentas con colores brillantes, fijador en el pelo y decorados absolutamente artificiales, protagonizadas por gente hermosa como Rock Hudson, Lana Turner o Lauren Bacall. Películas como Magnificent Obsession (Sublime Obsesión, 1953, el nombre de este newsletter) que es tan melodrama que Jane Wyman hace de ciega como una telenovela de Laport, All That Heaven Allows (Lo Que el Cielo Permita, 1954), Written In The Wind (Escrito en el Viento, 1956) con una Dorothy Malone tan tan deliciosa, bicha y protagonista de varias de las mejores metáforas de la historia del cine e Imitation of Life (Imitación de Vida, 1959) creo que el pináculo del melodrama y tal vez por eso la película con la que Sirk decide retirarse (aunque vivió treinta años más después)
Si bien estas películas fueron un éxito de taquilla nunca fueron tan bien recibidas por los críticos contemporáneos al director y corrieron peligro de caer en el olvido hasta que por suerte fueron revalorizadas a partir del final de los años 60s y especialmente en los 70s y 80s. Para sacar conclusiones de por qué no fueron tan bien recibidas y estuvieron a punto de ser olvidadas, es importante movernos un paso hacia atrás y hablar del melodrama como fenómeno y género.
No creo que esto llegue a ninguna profesora de latín que tuve en el secundario así que puedo admitir lo siguiente: no recuerdo nada de sus clases salvo una cosa de cuarto año, cuando leímos las tragedias griegas: “la tragedia griega es catártica” y ahora una pequeña definición de catarsis a lo griego, (yo sé que dije que no iba a haber definiciones acá pero esta me parece particularmente hermosa): “la catarsis es la purificación de las pasiones del ánimo mediante las emociones”
Con esa definición de la catarsis griega creo que podemos afirmar que el melodrama también es catártico. La purificación de las emociones está ligada a la conexión que tenemos con lo que está siendo representado en la obra. Las tragedias griegas también tenían valor educativo para el público (la inmutabilidad del destino en Edipo, la pasión y la venganza en Medea, etc.) porque representaban los extremos de las emociones que la audiencia conocía y de esos extremos salía la advertencia, la moraleja que acompañaba la catarsis. De la misma manera, el melodrama no solamente busca la purificación de las emociones sino que sus temas son reflejo del público que lo está mirando. El melodrama es un espejo en el sentido de que el público va a poder reflejarse en en los extremos trágicos de lo representado, tal vez no llegando a las mismas distancias qué esos héroes y heroínas pero si reconociendo en su vida pequeñas situaciones similares. Por ejemplo en Imitación de Vida, el melodrama de la relación entre Annie, la criada negra y Sarah Jane, su hija blanca y ese terrible, increíble final (no quiero spoilear mucho) en realidad de base encierra temas de racismo (avanzadísimos para la época), devoción maternal, relaciones de padres e hijos, etc.
Sin embargo al melodrama durante mucho tiempo se lo consideró (se lo considera, seamos realistas) arte menor. ¿Por qué pasa esto? Ustedes lo saben, lo tienen en la punta de la lengua. Pensemos un poco en lo que acabo de decir. ¿Catarsis, emociones, llanto? La respuesta a por qué se lo consdiera una forma menor de arte es… el patriarcado, claro que si. ¿Cómo no iba a ser considerado menor un género que históricamente fue más atractivo para las mujeres (y los trolos)? ¿No hay tiros ni guerra ni autos rápidos? Ya saben, llorar es para nenas, los nenes no lloran. Los nenes se guardan las emociones. Hacen la catarsis cagándose a piñas a la salida del boliche. Es menor, definitivamente. Douglas Sirk y sus películas para señoras.
Por suerte, cuando las películas de Sirk parecían condenadas al olvido, aparecieron varios defensores que lo rescataron y lograron resaltar lo que en realidad las hizo grande. El melodrama siempre existió y siguió existiendo y sigue vivo pero lo que hicieron directores como Truffaut o Godard fue exponer el valor artístico de un melodrama bien hecho (convengamos que, como todo en la vida, hay algunos que están bien hechos y otros que están mal hechos, claro) a través del enaltecimiento de la figura de Sirk. Otros directores posteriores, más queer, más enfant terribles, directamente lo usaron como inspiración. Rainer Werner Fassbinder, por ejemplo, referencia varias veces a All That Heaven Allows, argumentalmente en Ali, Fear Eats The Soul (1974) o los colores y las luces en Lola (1981) donde toma la iluminación de esas escenas fantásticas en las habitaciones de la casa de Jane Wyman. Yendo un poco hacia el futuro, quien toma también elementos de este película para hacer un claro homenaje a Sirk es Todd Haynes en Far From Heaven (2003) y ni hablar de los elementos estilisticos del melodrama que utiliza en Carol (2015), esa perfección irreal que rodea a Cate Blanchett en cada fotograma.
Hay miles de ejemplos de películas que toman elementos del melodrama desde los más clásicos y lacrimógenos como Terms of Endearment (La Fuerza del Cariño, 1983) hasta las que toman ciertos elementos para trabajarlos dentro de la trama como Secrets and Lies (Secretos y Mentiras, 1996) o como mi mamá le dice "la película de la que se la pasa llorando" (¡hola, madre!) e incluso, no me quiero extender demasiado en esto para seguir adelante, hay películas que se agarran de los aspectos más exagerados del melodrama para crear comedias como es el caso de John Waters y Polyester (1981), película en la que Divine la pasa infinitamente mal, una y otra vez, o Serial Mom (1994), en la que la figura devota del ama de casa se lleva hasta el extremo más extremo.
Y acá otra cosa que me gustaría charlar ¿el melodrama se limita solamente a la películas, telenovelas, teatro, libros? Yo creo que se puede rastrear la influencia del melodrama en el arte, en el diseño y podemos ver como todo tiene que ver con todo (¿ven lo que hice ahí? ja)
En los 60s, Roy Lichtenstein presenta dos cuadros llamados Crying Girl (Chica llorando, 1963-64) en los que el artista lo que hace es tomar viñetas de historietas y convertirlas en imágenes independientes, separándolas de su contexto para observar los gestos melodramáticos de estas muchachas. Algunos dicen que estos cuadros los pintó cuando se estaba separando de su esposa. Hombres.
La fotógrafa Cindy Sherman realizó una serie de autorretratos llamados Untitled Film Stills (Fotogramas Sin Título, 1977-80) que la lanzaron al estrellato dentro del mundo el arte. En estos “fotogramas” se disfraza de distintos personajes que son un reflejo de las protagonistas femeninas que poblaban las películas de la primera mitad del siglo XX. Estos retratos representan clichés de feminidades en las películas: el ama de casa, la seductora, la muchacha inocente que son puestas en situaciones melodramáticas en las que la artista pone en primer plano la construcción de la femineidad y la identidad dentro de los medios. Un dato de color que me permite volver un poco a Sirk y lo que hablábamos al principio: en el año 2016 se realiza una retrospectiva y libro de la artista, que lleva más de cuarenta años de carrera y sigue produciendo, que se tituló… Imitation of Life.
En el año 1988, el diseñador japonés Shiro Kuramata presenta la silla Miss Blanche, que lleva ese nombre en homenaje a Blanche DuBois, el personaje emblemático de Un Tranvía Llamado Deseo (Tennessee Williams, 1951). Aprovechando la transparencia del acrílico, el diseñador logra capturar el mundo de ensueño y fantasía en el que Blanche se encuentra encerrada. La posibilidad del acrílico de estar en estado líquido permite la presencia de las rosas, que sumado a la transparencia del material, dan la ilusión de flores flotando en el aire.
Y el melodrama también funciona a la inversa: ¿cuántos de nosotros tenemos historias familiares que parecen sacadas de dramones de película? Esas anécdotas que si uno las escribiera en una historia o guión probablemente parezcan poco verosímiles. El melodrama es una calle de doble sentido. De un lado el melodrama sirve como una forma de purgar las emociones, la “buena lloradita” y sin embargo también funciona a la inversa. A veces la purga de las emociones producidas por la vida real se traduce en melodrama. Es decir, la purga de las emociones crea una obra melodramática que sirve como terapia a su autor.
En 1984 a la fotógrafa Nan Goldin un novio la cagó a palos. Una persona posesiva con la que había tenido una relación tortuosa casi la mata. Ella, un mes después, se hace un autorretrato “Nan one month after being battered” (Nan un mes después de ser golpeada) y se podría decir que esta foto es su obra más conocida. En el documental “All The Beauty And The Bloodshed” (increíble, excelente documental) ella habla sobre esta foto y explica que la hizo porque necesitaba registrar lo que había sucedido y de cierta forma poder ponerle un fin al trauma de la relación.
También en 1984, muere de una cornada en una corrida de toros el torero “Paquirri” Rivera, el entonces esposo de Isabel Pantoja. Y si hay alguien que vivió una vida de Melodrama, con m mayúscula, es la Pantoja. En 1985 vuelve a los escenarios, ahora la viuda de España, y convierte el melodrama de la vida real en arte y, pidiéndole disculpas al rey que se encontraba en el público (no entiendo bien por qué, allá ellos y su monarquía), le dedica la mejor versión que existe de Era mi vida él a Paquirri.
En el 2017, la pareja de ensueño que formaban fka Twigs y Robert Pattinson se separa porque les era imposible vivir su relación en el ojo público y porque hay gente medio loquita que no soportaban que Rob no saliera con Kristen Stewart (y porque twigs es negra, obvio, la gente es racista). La cosa es que twigs, después de haber pasado por el escrutinio de los chimentos, de los insultos, las amenazas de muerte, va y graba cellophane que yo creo, mi humilde opinión de autor de Sublime Obsesión, es la mejor canción de lo que va del siglo XXI (y un video igual de increíble, por favor, ¿hay algo que esta mujer no pueda hacer?)
Estos son unos pocos ejemplos de cientos de miles que existen sobre el melodrama. A lo que voy con todo esto es que el melodrama es importante, diría que es una de las cosas más importantes que nos puede dar el arte porque en cierta manera el melodrama es terapéutico. Necesitamos abrirnos a aquello que nos permite “purgar las pasiones del alma”. Y yo con la mayoría de las películas y canciones que elegí en esta entrega de Sublime Obsesión hablo a título personal, arriba les dije que Imitation of Life es la película que me destruye. Recuerdo que la primera vez que la vi la tuve que pausar porque estaba llorando tanto, tanto que no podía abrir los ojos. Lo hermoso del melodrama es que cada uno tiene aquello que le mueve las fibras, a lo que uno vuelve cuando necesita purgarse emocionalmente. ¿Es Titanic (1997)? ¿Es An Affair To Remember (1957), como llora Rita Wilson en Sleepless In Seattle (1993)?
La única conclusión que espero que saquen de esta entrega de Sublime Obsesión es que el melodrama es vital. Y hoy es domingo, día especial para una lloradita. Al final del día lo importante es sentir algo. No abandonemos aquello que nos hace sentir algo.
Melodramáticamente suyo,
Joel 💋
P.D.: No, no me olvidé de Almodóvar ;)