Y un día volvimos porque había que volver y qué tema tan importante elegimos. Qué decirles, realmente. Hoy vamos a hablar de un tema esencial en no solamente en la progresión de Sublime Obsesión sino también en el desarrollo de la personalidad de un pequeño trolo como quien escribe: las mujeres.
Ya saben que en Sublime Obsesión no doy casi definiciones y mucho menos las voy a estar dando hoy. ¿Se imaginan que me ponga a dar definiciones sobre las mujeres? Sería el mansplaining definitivo, me retiraría por donde vine y cerraría esto. Lean El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir que es más interesante.
Pero entonces ¿de qué va a tratar este Sublime Obsesión? Hace poco leí una columna en la que Jeffrey Eugenides habla sobre la escritura de Las Vírgenes Suicidas (novela que amo y recomiendo) y una de las cosas que menciona es el hecho de que el narrador de la novela, los narradores, en realidad, son un grupo de chicos jóvenes que ven desde afuera la casa de las hermanas Lisbon. Se supone que las protagonistas de la novela son ellas, ¿entonces por qué no hacerlas las narradoras? Él dice que no podría haberlo hecho así porque en ese momento no podría haberse puesto en la mente de una adolescente. Yo pienso lo mismo de este Sublime Obsesión. Yo soy el espectador que lleno de amor y admiración observa y escribe sobre las mujeres, que intenta acompañar sus luchas y ayudar a esclarecer ciertos temas.
Esto también es una carta de amor.
Hace un par de meses pasó algo que me resultó extranísimo por no decir peligroso y bastante tonto: salieron a la venta las entradas para los recitales que va a dar Taylor Swift en Buenos Aires. No, lo extraño no es un recital de Taylor Swift. Yo no soy fan pero entiendo la movida , lo que pasó fue que entre las Swifties -las fans de Taylor Swift- empezaron a proclamar que este evento era de mujeres solamente, que los hombres no tenían que ir, que no había que llevar a los novios y que, esto es lo más peligroso y tonto, no tenían por qué ir los gays. Y obviamente no lo dijeron tan tranquilamente como lo estoy diciendo yo sino que se volvió todo extremadamente homofóbico.
El rango etario de estas Swifties homoodiantes es entre 13 y 17 años -quiero creer- y que después salir a la vida va a hacer que se les pase. No voy a hablar de la pasión y extremismo de las ideas de la adolescencia porque la verdad que qué pachorra, no me interesa, pero lo que si me interesa señalar acá es la forma en la que se tambalea una relación simbiótica desde tiempo inmemoriales: las mujeres y los putos.
Desde tiempos inmemorables, el primer recurso de un pequeño varón homosexual para sobrevivir en este mundo tan complicado fue rodearse de mujeres. Esto sucede, creo -es momento de las conjeturas– porque todavía tenemos sentimientos complejos y contradictorios sobre nuestra propia sexualidad y además todavía no estamos tan metidos en nuestra comunidad como para encontrar refugio en otras personas que sean iguales a nosotros. Además, yendo a la base del problema, los que crecimos siendo menos masculinos que los demás, los que no jugamos al fútbol, se nos hizo más complicado poder relacionarnos con otros varones.
Hay una película muy hermosa que no me canso de recomendar y que toca un poco este tema, es And Then We Danced (2019). No quiero spoilear mucho pero tiene que ver sobre estar en el closet en un lugar opresor y la forma en la que uno encuentra mujeres en las que puede confiar antes de poder dar el paso gigante que implica salir del closet.
Habiendo mencionado muy por arriba el por qué hay una relación tan especial entre los putos y las mujeres y también habiendo dejado en claro que no voy a dar definiciones porque no estoy capacitado les cuento de qué vamos a hablar hoy: la infinidad de mujeres en un montón de campos que me inspiran constantemente.
Todo lo que vamos a hablar hoy ya sea música o arte o cine o diseño siempre va a estar marcado por una realidad que enfrentan las mujeres en cualquier actividad que no implique quedarse en casa cuidando a sus hijos: “se tuvieron que abrir paso” esto quiere decir que tuvieron que trabajar el doble por la mitad de la ganancia y el reconocimiento en un mundo que todo el tiempo intentó expulsarlas o, por el contrario, mujeres que fueron metidas en una máquina de producción para ser utilizadas y luego descartadas cuando ya no servían.
Es importante que al hablar de cualquier producto consideremos que está circunscrito dentro de una industria porque eso muchas veces determina, de base, que ese producto pueda existir. Las industrias que mueven los productos culturales son las que construyen una bajada de línea que luego se replica en la sociedad. El problema con esto es que estas industrias durante los siglos de los siglos fueron -lo siguen siendo- dominadas por los hombres hetero cis que son los que toman decisiones. Estos hombres son los que deciden qué películas podemos ver, qué música podemos escuchar, qué productos podemos comprar. Son hombres los que deciden qué es lo que -a su parecer- quieren las mujeres, las disidencias, etc. Es por eso que es tan corriente que haya una disociación entre lo que es un producto para mujeres hechos por hombres y un producto hecho por mujeres.
Voy a hablar de un producto clave del siglo XXI porque ejemplifica un par de cosas que vengo diciendo y porque además es divertido discutirlo con sus infinitas aristas. Me estoy refiriendo a Barbie -hi, Barbie!-, la muñeca. ¿Por qué digo que traigo a colación a Barbie en este momento? Porque representa la génesis de un producto creado por una mujer que revolucionó para siempre la forma no solo en la que las niñas jugaban sino que también la idea que una niña podía tener sobre ser mujer. A grandes rasgos, Ruth Handler crea a Barbie cuando nota que su hija -que se llamaba Barbara- estaba más interesada en jugar con imágenes de mujeres adultas en la forma de muñecas de papel que con la típica muñeca de esa época que era… el bebé. Claro, la única muñeca que había para las niñas eran los bebés que solamente permitía jugar a ser madre. Una bajada de linea a muy temprana edad. La revolución de Barbie no tiene que ver con el hecho de tener unas tetas grandes o piernas largas sino con la vida que lleva. Barbie es una mujer adulta soltera -bueno, tiene a Ken pero ya vimos la película…- que trabaja y, puff, claro que trabaja. A lo largo de toda su existencia Barbie tuvo más de 200 trabajos. Si, en perspectiva histórica Barbie es polémica, polemiquísima, hay muchísimos puntos de discusión y crítica pero también hay que ponerla en el contexto de su época, su creación y lo que representó en su momento. Una nueva mujer que plantea una nueva posibilidad de juego: la mujer no sólo podía ser madre sino que también podía trabajar, tener una casa, amigas, un novio.
Hablando de mujeres, productos e industrias y, sobre todo, del faro que representa una mujer para un puto creo que llegó el momento de arrancar con la música. Los engranajes de la industria musical nos dieron uno de los personajes claves en el olimpo del hombre-trolo: estoy hablando de la popstar. La mujer que llega a la vida de un pequeño homosexual a temprana edad y empieza a romperle la cabeza incluso antes de poder entender el verdadero poder que tienen sobre la vida de uno. Ya mencioné un poco de esto cuando hablé de Raffaella en “Italians Do It Better: Italia”.
Es muy complejo saber por qué una popstar tiene tanta atracción sobre un pequeño desviadito que la consume a través de videos musicales. Y el video musical es clave. El trabajo de la popstars es vender fantasía y si ella es dios, el video musical es su palabra, es la biblia. Mis primeros recuerdos musicales en realidad son videos. El primero, de verdad, es el video de Gracias a Dios de Thalia -creo que por el chabón que aparecía más que por la canción-. Una anécdota de mi vida -perdón por lo autoreferencial de todo esto- que todes mis amigues saben es que entendí muchas cosas y confirmé mi deseo gracias al video de Slow de Kylie Minogue. Todos esos chicos bailando en las toallas. Me cambió la vida. En realidad esto también es generacional, yo soy un niño de los 90s. Los trolos que vinieron antes que yo iban a ver películas de Judy Garland y compraban los discos, mientras que ahora ¿hay que hacerse viral en tiktok? Creo, no sé. Bueno, perdón, no consumo Tiktok.
El video musical es fundacional en la obra de la popstar porque nos da la experiencia completa. Nos da la canción, obviamente, pero también nos da la fantasía visual que necesitamos. El escapismo puro, la abducción hacia un planeta ideal, un planeta pop. El escapismo de la popstar es fundamental. A través de la fantasía uno puede encontrar un lugar feliz al cuál escapar sobre todo cuando todavía no tiene una comunidad propia o todavía la está descubriendo. Es saber que hay algo afuera.
La popstar tiene una relación simbiótica con el trolo. Es algo que siempre existió porque vive de nosotros y las verdaderas, las mejores, lo saben y el amor es recíproco. La más grande, la mejor, la que más lo demostró siempre fue Madonna ¿Joel otra vez vas a hablar de Madonna? Si, lo que sea necesario. Ella demostró su devoción total por la comunidad LGBTT+ desde el comienzo de su carrera e hizo de la lucha contra el SIDA una bandera propia. Participa desde los 80s en obras benéficas para recaudar fondos para la investigación sobre el virus. En Erotica -otra vez Erotica- habla sobre la importancia de usar protección. Hace poco subastó un concierto privado por más de quinientos mil dólares para la fundación amfAR. Todo esto nació por la gratitud que siempre sintió por la comunidad gay que la recibió, la cobijó y le enseñó lo que sabe. Las verdaderas popstars saben de la importancia de nosotros y nos devuelven el amor.
Es momento de cambiar de industria. Nos pasamos de la música al cine. Más arrriba había hablado el tema de los productos hechos para mujeres y hechos por mujeres. En la industria del entretenimiento hay mucho de eso. En la historia del cine, en Hollywood en particular pero en todos lados, la verdad, hay un montón de películas consideradas para mujeres. Y estas películas nunca se consideraron a la misma altura que las otras. No sé si se acuerdan, por ejemplo, que en el Sublime Obsesión sobre melodrama "Si querés llorar, llorá: el melodrama" hago hincapié en la forma en la que siempre se consideró arte menor por tratarse de un género que apelaba al gusto y las emociones de las mujeres y de cómo el valor artístico de personas como Douglas Sirk se pudieron reconocer décadas después. Los melodramas siempre fueron considerados películas para mujeres. Por eso también el talento de otros directores como George Cuckor o Vincente Minnelli también fueron reconocidos mucho tiempo después. Pero esto son productos hechos por hombres, aprobados por hombres, financiados por hombres creados para mujeres ¿Qué pasa con las mujeres que quieren hacer cine?
Para las mujeres que quisieron hacer cine también sólo hubo palos en la rueda, obviamente. Es lo que decíamos antes: el cine -como la música, el diseño, el arte, todo- es una industria y las industrias se manejan por la plata sin tener en cuenta el valor cultural de los proyectos. La lógica termina siendo ¿cómo arriesgarnos a producir el trabajo de una mujer cuando existe el riesgo de que este no sea deseado por el público? y más todavía si esta obra de una mujer es sobre temas femeninos. Guacala, nadie quiere ver eso. Las películas tienen que ser de tiros, de guerra y mafiosos. Las películas de machitos.
En los comienzos del cine había más mujeres directoras, supongo que porque todavía la industria no se había convertido en esta máquina sedienta de dinero y sangre. Después cuando fueron de a poco siendo expulsadas sobre todo monetariamente. Hubo mujeres que lograron dirigir algunas películas a principios de la era del sonido, más a mitad de siglo como Dorothy Arzner, Matilde Landeta, y mi favorita de este periodo, Ida Lupino. Ida arrancó como actriz, una forma de poder meterse en el cine, aprender e ir formándose como directora, y logró filmar unos peliculones, obviamente que con un 10% del presupuesto que conseguía cualquier hombre. Películas que abordan dramas un poco más realistas como Not Wanted (1949), The Bigamist (1953) o The Hitchhiker (1953).
Una de las críticas que recibió en su momento Sofía Coppola, cuando salieron Las Vírgenes Suicidas (1999) o Perdidos en Tokio (2003) fue que sus películas eran muy "femeninas" y en cierta manera lo son. Historias de mujeres contadas por mujeres desde una perspectiva introspectiva, sentimental, personal y sin tiros o escenas de persecución. El problema está en ver esa feminidad como algo negativo. ¿Por qué lo femenino de una película estaría mal? ¿Tendría que ser más masculina? A veces se habla de que lo extremadamente femenino aliena al público masculino. Yo tengo dos cosas para decir sobre eso: primero, más de la mitad de las personas que van a cine son mujeres. Segundo: que la chupen.
Algo interesante, medio dato de color, es pensar de qué generos son las películas por las que tres mujeres se ganaron un Oscar -que como premio ya no tiene valor pero si refleja un montón la mentalidad de Hollywood-: Kathryn Bigelow se lo ganó por The Hurt Locker (2008), una de guerra, Chloe Zhao por Nomadland (2020), quienes muchos consideran un western moderno y Jane Campion por The Power of The Dog (2021), un western más clásico. Como ven, películas de guerra y western. Premios para mujeres que hicieron películas de géneros históricamente masculinos. Ojo, no quiero que parezca que las estoy criticando. Son tres películas que disfruté muchísimo y me encantan pero es interesante ver esto de “te vamos a reconocer si te podés adaptar al juego de los hombres”. Ahora estoy cruzando los dedos para que Greta Gerwig se lo gane por Barbie (2023). Se lo merece.
Hay una directora que amo más que a ninguna, tanto tanto que hasta la llevo tatuada en la piel. Estoy hablando de Agnès Varda. Ella fue una directora de cine, ficción y documental, fotógrafa, artista plástica, artista de instalación, pero sobre todo, creo que fue una de las personas más inteligentes, cálidas y maravillosas que hicieron cine. Yo había visto algunas películas de ella que me habían volado la cabeza, Cleo de 5 a 7, Sans Toi ni Loi, La Bonheur pero no fue hasta que vi el documental maravilloso que ella hizo sobre si misma, Las playas de Agnès (2008), que terminé de enamorarme, de entrar en una especie de fanatismo sano, muy sano. En Las Playas de Agnes ella expone su vida de una manera tanto real como surrealista, mezclando visuales poéticas con pequeñas historias sobre su vida. Creo que lo que más enamora de este documental, además de mostrar una vida brillante, es que es una mujer que nunca perdió una curiosidad infantil que la hace interesarse por todo y por todos, dando también una energía muy de abuela. Me cuesta mucho explicar lo maravillosa persona que es Agnes y lo increíble que es Las Playas de Agnes, espero que la vean. Agnes hizo varios documentales sobre su vida y los recomiendo todos.
Otra de las películas más me gusta de Agnés es Una canta, la otra no (1977) donde habla de la relación de dos amigas a lo de largo de varios años. La historia de estas dos amigas está marcada desde el comienzo por el aborto, es lo que las conecta en un principio y luego, la lucha por su legalización, es lo que las vuelve a reconectar. Esta película, tan avanzada para su época (lo sigue siendo) pone en tela de juicio el control de las mujeres sobre su propio cuerpo, uno de los grandes debates que todavía tenemos que estar dando. Este es uno de los temas que marcaron al mundo del arte hecho por mujeres a lo largo de su historia y que sigue siendo un motivo de debate y producción.
Con la batalla por la legalización del aborto en Argentina -que sigue siendo un tema actual porque es un derecho que sigue estando en peligro aún con una ley aprobada- quedó más que claro el poder que se puede ejercer sobre el cuerpo del otro, especialmente el de las mujeres cuando no existe un marco claro de respeto.
En el año 1974 la artista serbia Marina Abramovic realizó la performance Rhythm 0 en Nápoles. A grandes rasgos la performance consistió en una habitación dónde sobre una mesa se encontraban 74 objetos diferentes que iban desde una pluma y un pañuelo hasta un látigo, un cuchillo y un arma. Dentro de esta habitación también se encontraba la misma Marina quieta, parada contra una pared. Las instrucciones para el público que participaba de la performance era que tenían la libertad de tomar cualquier objeto de la mesa y usarlo con Marina como a elles les pareciera. Ella no iba a moverse ni reaccionar bajo ningún pusto de vista. Al comienzo de la performance el público se mostró tímido, apenas tocándola y rozándola sin embargo a medida que pasaba el tiempo la violencia comenzó a crecer, especialmente por parte de los hombres. Uno clavó un cuchillo muy cerca de la vagina de Abramovic, le realizaron varios cortes en la piel y uno hasta gatilló varias veces el arma junto a la cabeza de la artista. Lo que Marina demostró con esta experiencia es la forma en la que la violencia comienza a escalar cuando se comienza a entregar el poder pasivamente.


La artista estadounidense Barbara Kruger realizó varias de sus obras más famosas en relación a este tema. Su obra se caracteriza por utilizar el lenguaje de la publicidad para crear imágenes con fuertes mensajes feministas. El texto, característicamente blanco sobre un recuadro rojo, cubre una imagen usualmente femenina a la manera que lo hacen las publicidades. Tal vez es la más conocida es “Your Body Is a Battleground” (“Tu cuerpo es un campo de batalla”) en la que esta frase tan poderosa significa la lucha por el derecho al aborto y el poder decidir sobre el cuerpo, derecho por el que las mujeres siguen peleando en muchos países actualmente.
Una pequeña historia del diseño para ir cerrando que sirve como ejemplo para cualquier situación que involucre el control sobre mujeres produciendo: en el año 1923 la artista y diseñadora industrial Marianne Brandt ingresa a la Bauhaus. En teoría la escuela de la Bauhaus era un lugar moderno donde se enseñaba sin distinción de sexo y sin embargo las mujeres que ingresaban iban a parar a los talleres de cerámica y textiles, lugares considerados femeninos. Marianne tuvo que pelear para entrar al taller de metalurgia donde fue la única mujer y donde luego llegó a ser jefa. No sólo es un logro el haber ingresado sino que también allí produjo varias de las piezas fundacionales del diseño industrial (y favoritas mías del diseño en general):




Todo esto fue apenas la punta del iceberg sobre este tema que me apasiona. Las mujeres son una parte clave de todos mis consumos. Tiendo a leer más libros de autoras, soy más proclive a ver películas protagonizadas o dirigidas por mujeres (o que fueron hechas para mujeres), suelo escuchar más que nada música hecha por mujeres. Como verán, me encuentro en una situación de profunda admiración y amor y lo que quiero con estas reflexiones es ordenar un poco mis pensamientos y poder contarles de dónde viene tanta devoción y cómo puedo hacer para que ustedes la sientan como yo -aunque estoy seguro de que si llegaste hasta acá seguramente ya la sientas-. Esta fue una carta de amor.
Suyo,
Joel 💋
Editor en jefe de Sublime Obsesión