Pero con l'alma tan linda
Que no le brota una queja
Que no teniendo alegrías
Se hace flores de sus penas¡Eso habrían de envidiarle
Los otros, si lo supieran!Atahualpa Yupanqui - “El aromo”
¿El mejor país del mundo? Les voy a contar un secreto, un detrás de bambalinas de Sublime Obsesión. El motivo por el cual hubo un bache de dos meses entre el último SO -sin contar la extravaganza de fin de año- es que en mi calendario imaginario era el momento de este tema, la segunda parte de la serie “El mejor país del mundo”. En mi cabeza estaba decidido, era inamovible, se había cumplido el tiempo exacto que yo quería de separación, entonces ¿por qué tardé tanto en escribirlo? Porque no podía, no me salía. La realidad del país me estaba jugando en contra, estaba haciéndome un tornado en la cabeza. ¿Cómo seguir expresando que este es el mejor país del mundo si todos los días no estamos levantando con pálidas, una tras otra, de gente que no quiere lo mejor para nuestra tierra?
Dándole vueltas al asunto, pensando, reflexionando, me di cuenta de que dejar de pensar que la Argentina es el mejor país del mundo sería aceptar mi derrota, nuestra derrota y eso es algo que no puedo permitir. Mientras sigamos pensando que este es el mejor país del mundo entonces vamos a seguir teniendo la consciencia y la fuerza para seguir peleando por lo que es nuestro así que empecemos de nuevo:
¡Bienvenides! ¡Volvimos! Y qué mejor manera de volver si no es con loas a nuestro hermoso país, que todavía, al día de la fecha, es nuestro. Hoy vamos a encarar la segunda parte de esta pequeña serie que se titula “El mejor país del mundo: Argentina”, cuya primera parte, “Identidad”, pueden leer siguiendo este link.
Esta segunda parte, no me puedo hacer el misterioso, está en el título, será sobre tradición. Y ustedes estarán pensando -tal vez, sean mi interlocutor ficticio- que la identidad y la tradición son lo mismo. Y yo a eso les respondo “si, a veces, pero si leyeron la primera parte sabrían que no todo lo que es tradicional a nuestro país, creo yo -siempre a título personal-, forma parte de nuestra identidad”. Hoy vamos a ver que si, hay cosas de la tradición que forman parte de nuestra identidad pero también vamos a ver que hay en ciertas cosas la tradición y la identidad son completamente opuestas. Para resumir, a modo de pequeñas definiciones de Sublime Obsesión, yo creo que la identidad es algo mutable, que cambia con el correr del tiempo, que es dificil de identificar, que es más sentimental, espiritual, casi esotérico. En cambio, la tradición tiene sus elementos más claros, son más fáciles de reconocer pero no por eso no guarden cierto misterio y atracción, cosas que vamos a ver hoy también.
Empecemos hablando un poco de obsesiones. Ya saben que yo me obsesiono con las cosas, no por nada esto que están leyendo se llama Sublime Obsesión. Una de las últimas obsesiones que tuve estos últimos meses y que creo que están unidos a la situación general del país es con los símbolos patrios. Identidad y tradición, acá se fusionan. Amo a los símbolos patrios y me da escozor que, por ejemplo, se copien logos de otros países con un tono de azul que nada tiene que ver con nuestra identidad para parecerse vaya uno a saber qué. Los símbolos patrios son la bandera, el escudo, la escarapela y el himno nacional.
Si bien los símbolos patrios son hermosos de por si, algo que me interesa muchísimo como escribiente y diseñador es la forma en la que también sirven como fuente de inspiración constante a lo largo de la historia del arte y el diseño de nuestro país. Lo que me parece más hermoso de la utilización de los símbolos patrios es que es algo nivelador, con esto me refiero al hecho de que sirve de inspiración a cualquiera que sienta la necesidad de expresarse. Lo vemos en todos lados, vemos tatuajes de la bandera y del sol de mayo, vemos la utilización de los colores, de las formas, de los componentes gráficos y todas estas reinterpretaciones siempre están marcados por el amor al país. Como pequeños ejemplos elegí algunos casos que me gustan personalmente y que ilustran diferentes maneras de interpretarlos. Por un lado tenemos casos más minimalistas y conceptuales como por ejemplo la obra Bandera de Sergio Avello que consta de tubos de luz de colores que se prenden y se apagan. Otro de los casos también es el de María Picci, que hace poco estuvo haciendo furor en las redes sociales por su acercamiento simple a la escarapela pero respetando lo básico: los colores. En el 2020, para el 210 aniversario de la Revolución de Mayo, el artista emblema argentino Julio Le Parc también compartió su versión de la escarapela, siguiendo los lineamientos de su estilo de arte óptico. Por otro lado, la inspiración a veces llega también por el lado de lo más gráfico y con lo hermoso que es el sol de mayo no me parece tan loco. Las chicas que diseñan para Carro sacaron una cartera apropiadamente llamada “Argenta Vedette” que es ni más ni menos que es la mismísima bandera para llevar con uno mismo.




Cuando hablo de tradición en el contexto de Sublime Obsesión me refiero a las piezas culturales que nacieron y mutaron en nuestro país. Elementos que surgen a partir del torbellino cultural que somos como nación, que se sostuvieron en el tiempo y que forman parte del tapiz de nuestra cultura. Las diferencias con la identidad es que esta está presente siempre en nosotros como país mientras que la tradición a veces está considerada como algo del pasado que también nos define pero que no está presente en nuestro día a día. También, como vamos a ver más adelante, otras de las diferencias entre tradición e identidad es que la tradición en el presente se resiste más a la mutación que la identidad. A veces lo tradicional está puesto en un pedestal intocable, regido por ciertas reglas que lo hacen inamovible.
No hay forma de hablar de tradición y Argentina sin meterse de lleno con uno de los personajes que marcó (y sigue marcando) todo lo que discutimos en Sublime Obsesión: el gaucho. Quiero que armen una imagen mental con lo primero que piensan cuando menciono a un gaucho. ¿Bombacha de campo, boleadoras, pelo largo, barba? Todos tenemos una imagen bastante clara de lo que es gracias a que, no solamente forma parte de nuestra historia, sino que también es un persona
Las tradiciones, para ser tradiciones, tienen que tener una durabilidad en el tiempo. Sólo es tradición aquello que quedó impregnado en nuestra cultura y a lo que volvemos una y otra vez y no sólo a través de los libros de historia. Esa durabilidad se la otorga la importancia que le damos a ciertos elementos, hechos o personas. Los libros de historia están llenos de personas y hechos sobre los cuales leemos una vez y luego olvidamos y sin embargo hay personajes, como el gaucho, que están presentes siempre y que siguen volviendo. Entonces, ¿por qué la figura del gaucho vuelve y es tan importante? Yo creo que es por lo que representa. No hablo del gaucho como la persona real que fue porque de ellos hay miles de historias y son todas diferentes. En realidad hablo de lo que representa como figura de la mitología argentina. El gaucho representa libertad, la figura elusiva de las pampas. Odiado y amado, es tanto un artista como un criminal, un amante, una aparición. No me parece casualidad que uno de los santos populares de nuestro país sea un gaucho, Antonio Gil, el Gauchito Gil, protector de las rutas y hacedor de milagros.
El gaucho también es símbolo de rebeldía y esto me parece muy importante para analizarlo como figura de la mitología argentina. Representa la rebelión contra los terratientes y los alambrados que privatizaban los espacios, contras las instituciones que estaban floreciendo en ese momento. Esto lo volvió una figura importante para las clases más populares que lo ven como enemigo del opresor que también los está oprimiendo a ellos. Por eso también fue odiado por las clases altas y sin embargo también es por esto que se vuelve un símbolo del sentir nacional.
Por estos motivos también a lo largo de la historia de nuestro país hasta el presente, el gaucho fue fuente de inspiración para artistas y diseñadores, tanto de acá como del mundo. Conocemos el Martín Fierro que debe ser uno de los libros más famosos de nuestro país pero, por ejemplo, en el 2017 Gabriela Cabezón Cámara publica el increíble “Las aventuras de la China Iron” que retoma la historia del Martin Fierro pero desde el punto de vista de su mujer, la China. En el cine las historias de gauchos forman lo que algunos llaman el género “western argentino” por los paralelos que existen entre los gauchos y los cowboys, figuras solitarias, rebeldes y masculinas del imaginario estadounidense. Películas como Juan Moreira de Leonardo Favio o, más moderna, Aballay (2010) de Fernando Spiner. Incluso, creo que ya la nombré en otro Sublime Obsesión, perdón, pero el gran Jacques Tourner dirigió una película sobre un gaucho, Way of a Gaucho (1952), que para mi es una gran película. Los elementos son raros y no hay que verla como un registro fiel de la historia argentina sino como un bicho creado por los yankis pero al menos fue filmada acá y no en un estudio de Estados Unidos (además, gracias a que estuvieron filmando acá después pudieron usar esas cámaras de Technicolor para filmar el funeral de Evita).



En el arte, el gaucho siempre fue motivo atractivo de retratos. Desde las pinturas clásicas de la época, de finales de siglo XIX, como por ejemplo, las pinturas de Carlos Morel, Jean Léon Pallière o José Bouchet. Ya más avanzado el siglo XX seguimos encontrando artistas que vuelven a los temas gauchos. Uno de los más conocidos tal vez sea Florencio Molina Campos con sus retratos caricaturescos de escenas gauchas o por ejemplo grabados, pinturas y esculturas de Luis Seoane.







¿Qué es de la figura del gaucho hoy en día más allá de la visión tradicional? Un fotógrafo que mencioné en el lado b de MascxMasc: la masculinidad, Gustavo Di Mario, realizó un trabajo excelente en el 2011 llamado “Interior” retratando diferentes situaciones de gauchesca moderna, donde encontramos figuras que siguen vistiendo atuendos tradicionales, que participan de festivales de doma pero fueron adaptando su vida a la circunstancias modernas que los rodean.





Y no se puede hablar de gauchos sin hablar de música. La figura del gaucho está ligada a la del payador, el poeta, el guitarrista, que recorría pulperías cantando coplas y recitando versos.
Ahora les cuento un cuento -aunque todos los Sublime Obsesión son un cuento-. Hace unos cuantos años empecé un viaje maravilloso por la cultura argentina: empecé a escuchar folklore y me arrepiento de no haberlo hecho antes. Creo que el prejuicio que hacía que no escuchara folklore es que en mi cabeza lo tenía unido a cosas aburridas “de viejo”, un poco deprimentes, mucha nostalgia, que como dijo Diana Vreeland: “detesto la nostalgia” , además de imágenes de actos escolares bailando una chacarera o un pericón.
Bueno, resulta que un día leí no sé dónde que alguien había recomendado lo que después se convirtió en un de mis discos favoritos: Mercedes Sosa en Argentina (1982) de, bueno, obvio, Mercedes Sosa. No todas las canciones son folklore, bah, muy pocas son. La mayoría son clásicos de Mercedes Sosa, canciones latinoamericanas, algún tango, canciones de María Elena Walsh, Violeta Parra, Ariel Ramirez. Pero este disco hizo que por fin me llegara al alma la voz de la Negra y también hizo que despertara las ganas de investigar más y más. Empecé a escuchar otras grabaciones y ahí fue cuando comenzaron a llegar otros artistas que le cantan al sentir nacional. El Dúo Salteño, Atahualpa Yupanqui, Jorge Cafrune, Liliana Herrero, hay un montón de artistas que dedicaron su carrera al folklore y lo más maravilloso, más allá de que sean canciones hermosas, poesía pura, es que además de cantarlas lo que están haciendo es recopilarlas, traerlas al presente y conservarlas. Muchas de las canciones que hoy son clásicos de folklore surgen de la tradición oral, se fueron pasando de boca en boca, algunas veces incluso son anónimas. Estas personas toman el rol de historiadores y conservadores de la historia de nuestro país y lo hacen a través de la más nuestra de las músicas. Y otra cosa que lo hace también increíble es lo federal que es el folklore, cada territorio tiene su propia poesía y música y hubo artistas que le cantaron a su provincia, a Salta, a Tucumán, a Santiago del Estero, otra forma de conocer el extensísimo país que tenemos.
¿Pero el folklore es solamente tradición del pasado? Por suerte hay artistas jóvenes que no solamente siguen con las tradiciones del folklore sino que también lo usan como inspiración para hacer música moderna. El caso, por ejemplo, de Feli Colina que, para mi, es una popstar de folklore y aunque tal vez eso suene a oximorón, es el trabajo que ella viene haciendo, mezclando el folklore de sus raíces salteñas con música pop. O también hay artistas como Guazuncho, un correntino que mezcla el folklore con la música electrónica para crear un nuevo sonido.
Este tema de la modernización de lo tradicional es algo que me obsesiona. Lo intocable de la tradición es provocador. Tiene una suerte de sabor prohibido. Es probable que los puristas de la tradición miren con malos ojos cuando se toma algo tan arraigado en lo argentino y se lo cambia, se lo moderniza o se utiliza como inspiración.
Uno de mis ejemplos favoritos de todo esto gira en torno al mate. Una de las cosas más tradicionales e identitarias de nuestro país, si las hay. La ceremonia del mate tiene cientos de años y fue mutando, como todo, pero hay un gran porcentaje de tomadores de mate que son muy tradicionalistas en cuanto al procedimiento. Que el mate si o si tiene que ser de calabaza, que la temperatura del agua, que mojar o no mojar toda la yerba, etc. La materialidad del mate es una de esas cosas que para muchos son sagradas. En el año 2009 les diseñadores Laura Cherny y Nicolás Demarco presentaron el primer mate de silicona (o el mate de goma, como me gusta decirle) al que llamaron Mateo. El Mateo, para mi, es una de las piezas fundamentales del diseño argentino por la forma en la que toma algo tan tradicional como es el mate como objeto y lo transforma en algo nuevo luego de un proceso de diseño que involucra analizar cuáles son las contras del mate tradicional y cómo se pueden arreglar: Mateo no agarra olor ni sabor, es flexible por lo que no se rompe y tiene un sistema fácil de vaciado, problemas que tienen los mates de calabaza. Acá está uno de los puntos claves que toco cuando hablo de tradición: a lo tradicional muchas veces se lo trata como absoluto, intransformable. Hacen falta personas que se atrevan a meterse con algunos pilares de la tradición para poder generar cosas nuevas y siempre corriendo el riesgo de que simplemente la gente no los acepte porque la forma en la que la tradición está arraigada. Por suerte creo que a Mateo le fue bien.
Hablando un poco más de mate, me gustaría citar un ejemplo de cómo se puede jugar con los límites entre la tradición y lo nuevo, cómo se le puede agregar una capa más de significado a algo tan tradicional y cotidiano. En el 2016 el Grupo Bondi presentó el Mate milagroso, un mate de calabaza que, a partir de la utilización de moldes termoformados, crecieron con la forma de la cabeza del papa. Los mates son de calabaza, lo más tradicional que vas a encontrar pero la cara del Papa Francisco le agregan un toque de ironía y sentido del humor a una pieza completamente tradicional.
Hasta acá llegamos hoy, mis amores. La conclusión a la que quería llegar, en realidad, es que la tradición es importante. No solamente por lo que representó en el pasado y la forma en la que está arraigada en la historia, sino en lo importante que es traerla al presente. Lo tradicional está cargado de historia y no es algo que tengamos que poner en una cajita de cristal para mirar desde lejos. Estamos viviendo un momento de crisis moral y social en nuestro país, una crisis identitaria donde vamos en camino a perder las características que nos hicieron lo que hoy somos. Con aciertos y errores, tenemos que volver a repasar nuestra historia y definir desde las tradiciones qué podemos traer al presente para convertirlo en futuro porque lo que nos hizo una vez el mejor país del mundo es lo que nos va a permitir seguir siendo el mejor país del mundo.
Argentinamente suyo
Joel💋
Editor en Jefe de Sublime Obsesión